sábado, 6 de noviembre de 2010

Cuando hablamos de la palabra derecho, hacemos hincapié en un poder o facultad de actuar, un permiso para obrar en un determinado sentido o para exigir una conducta de otro sujeto.
Son llamados humanos porque son del hombre, de la persona humana, de cada uno de nosotros. El hombre es el único destinatario de estos derechos. Por ende, reclaman reconocimiento, respeto, tutela y promoción de parte de todos, y especialmente de la autoridad
Entre algunos de los derechos más importantes identificados por la Declaración de 1948 están el derecho a la vida y a la libertad de expresión, el derecho a la educación y la propiedad privada, y el derecho a la libertad de culto. También hay provisiones sobre derechos civiles o derechos de ciudadano, y derechos económicos y culturales.
Existe aún gran controversia respecto a los derechos humanos. Para empezar, no existe consenso sobre si es posible hablar de conceptos universales, mucho menos de derechos universales. Muchos observadores argumentan que no existe una fundación filosófica sólida para hablar de conceptos universales. Muchos ven en cualquier intento de imponer reglas universales una relación de poder en la que las llamadas reglas universales perpetúan una relación de inigualada que favorecen al grupo que las impone. En el caso de los derechos humanos, por su carácter inherentemente occidental, muchos países los ven como ataques a sus tradiciones nativas, y por ende, como un intento de asimilar o destruir sus culturas. Otros críticos señalan que los derechos humanos se han politizado tanto, que ahora se aplican selectivamente, de tal manera que las faltas contra estos son perdonadas cuando resulta conveniente, y en otros casos, son usados como pretextos de guerra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario